8/1/13

MI PRIMER TRAJE A LA MEDIDA

Fuè  por el año de 1943 cuando me quise hacerme el primer traje a la medida,puesto que los que utilizaba me los adquirìa mi padre de confecciòn,siempre manteniendo una linea discreta como era su norma.Un dìa le propuse a mi padre que me querìa hacerme un atraje,como el en un sastre a la medida.Entonces sin reparo alguno me contestò que tendrìa que desplazarme a Pontevedra y en el sastre  donde confeccionaba sus trajes podrìa hacèrmelo.  Una madrugada en el coche de linea me dirigì a la capital del Lèrez portando una nota para los almcenes Simeòn,ubicados en la calle Riestra en la cual aparte de la compra de unas mercancìas para la tienda,le solicitara a la dependencia me enseñaran un tejido de buena calidad,para que  yo eligieran mi traje.Una vez adquirida la tela me fuì a la Sastrerìa Sànchez,ubicada en la calle Cruz Roja (una travesìa que une las calles de Riestra con Michelena).Despuès de tomarme la correspomdiente medida,por la tarde antes de tomar el regreso a Beariz,procedì a efecuar la primera prueba,operaciòn que se repetirìa dos vez màs,como era norma para que un sastre te hiciera un traje a la medida en aquellos tiempos.
Y  fuè esea fecha cuando yo iniciè mi trayectoria confeccionando siempre los trajes a la medida y en su mayorìa adquiridos en los almacenes Simeòn,que siempre fueron proveedores de la tienda de mi padre a la que yo le he sucedido.
 Pasaron los años y la sastrerìa Sànchez cerraba sus puertas,por jubilaciòn de su titular,recomendando para mis otros trajes una nuevo sastre.Maximino,ubicado en la Calle que une Michelena con la plaza de Curros Enriquez.
   En esta nueva sastreria continue mi costumbre heredada de mi padre de confeccionarme todos los trajes a por un sastre.Muchos años continue luciendo trajes   de aquel artista de la aguja y el dedal.
  Un dìa como al anterior le llegò la hora de su jubilaciòn y la confeccion de mis prendas de vestir predilectas hubieron de eligir otro   maestro de la confecciòn.Esta vez serìa Manolo,el sastre de Soutelo como asì se le  conocìa.   Bajo y cojo,sin embargo como artista de la confecciòn ni era cojo ni pequeño,todo un maestro que si el primer traje que me hizo, resultò algo ceñido,todos los demàs salieron a gusto de mis deseos,por lo que la continuidad como cliente tambièn me condujo hasta su jubilaciòn.
   Ahora ya el ropero me resulta demasiado pequeño,para conservar mis trajes,como ejemplo de una elegancia que actualmente ya no existe,porque todo es confecciòn "chavacana",que en muchos casos al elegante lo tranforman en un    " monigote".