21/9/11

HIGOS Y CAZA CON MI PRIMO EL DENTISTA

ERA UNA TARDE DE VERANO,por consiguiente perìodo de vacaciones de (1941).Durante el curso habìamos permanecido en el internado del Colegio Balmes de Pontevedra.Yo haciendo primaria y mi primo Pepe cursando Bachillerato.Despuès de comer solìa acudir a pasar el tiempo junto a mi casa,por ser un punto de reuniòn de jòvenes y mayores,atraidos por la Cafeterìa de mis padres.Al ser la estaciòn estival,los àrboles frutales (los pocos que habìa) estaban con sus frutos,unos maduros otros esperando la madurez que en la mayorìa de los casos,suele ser a finales del verano,por esta zona.En la Alameda,finca perteneciente al Pazo de Porteliña,aparte de otros frutales,como perales o manzanos,exitìa una higuera,situada en una zona poco visible,al fondo de la huerta.Este paraje que durante el verano era frecuentado por la juventud,sobretodo por las tardes,ya que al hallarse ubicado en una parte bonita del poblado,propio para el recreo los jòvenes acudìa a hacer sus reuniones y tertulias.Mas bièn los varones,puesto que las fèminas en aquellas fechas estaban bastante sujetas a la permanencia en el hogar,sola algunas las màs modernas acudìan a las reuniones .En este lugar tambièn solìamos hacer actividades atlèticas y alguna vez partido de fùtbol en el campo central de la alameda.Al hallarse en poder de mis padres como administradores,estos no primavaban a nadie de recrearse y disfrutar del paraje ya que a su vez constituìa un atractivo para que la gentes asistieran a la cafeterìa.

Mi primo Pepe sabìa que en tal lugar se hallaba la higuera y cuyo fruto estaba en las mejores condiciones de comèrselo.Me propuso ir al huerto para poder cotemplar la higuera y observar su fruto.Al verlos desde abajo dijo:Xa estàn maduros,vou a subir para coller alguns.

Sin gran esfuerzo Pepe trepò por el tronco,alcanzò la parte del ramaje donde los higos ofrecìan un colorido amarillento,propio de su madurez.Poco a poco fuè cogiendo los higos màs maduros,mientras yo desde abajo,acostado sobre el suelo del prado contemplama su actuaciòn.

Al trepar por entre el ramaje de la higuera,para alcazar los higos màs maduros,una gran rama que no pudo sostener su peso,se desprendiò del troco,cayendo al suelo encima mìa que muy ansiando presenciaba la actuaciòn de Pepe desde el suelo mirando hacia arriba.Desplomàndose hasta el suelo,donde quedò inconsciente. Me pidiò que le frotara la frente y poco a poco fuè recobrando los ànimos;pero el apetito de saborear los higos lo habìa perdido.Luego me dijo ahora hay que esconder la rama para que nadie se entere,tratar de eliminar las huellas de lo ocurrido.

Las actuaciones de mi primo solìan ser en algunos casos de riesgo.Era el medio dìa de un verano y las moras de las "silveiras"estaban unas rojas y otras ya negras,propias para saborarlas.Me invitò a que le acompañara a una zona pròxima al Rio Beariz,puès allì habìa un zarzal repleto de moras,que para el era ya una zona conocida.Nos acercamos a la mata de silvas y Pepe se dispuso coger las mejores moras.En una incursiòn sobre el matorral,se precipitò sobre la mata,quedando en una posiciòn que necesitaba ayuda para salir al exterior.Me pidiò que cogiera un palo largo para poder agarrarse mientras yo deberìa tirar fuerte para que pudiera alcazar el muro de la finca.La operaciòn se presentò dificil y de riesgo;pero tras la habilidad y el esfuerzo,logrò salir del interior del matorral.La operacciòn como la anterior no habìa culminado con el èxito esperado.

Como el perìodo estival daba para todo y habìa que disfrutar de las vaciones.Un dìa de septiembre,al poco tiempo de iniciarse la temporda de caza,me djo:Por la tarde despuès de comer vamos ir de caza al Castro.Mi tìo Josè, me dijo que me prestaba la escopeta y el perro y si quieres a la hora del cafè,cuando nadie anda por el monte nos vamos a cazar.La propuesta,se cumpliò a raja tabla.A primera hora de la tarde Pepe llegò a mi casa,cuando ya la cafeterìa de mis padres estaba repleta de clientes.Entre el pantalòn escondìa el arma encartada.Una escopeta de dos cañones,modelo pistolè,en flamante estado de uso,con el arma nos fuimos al monte Castro acompañàndonos el perro perdiguero,llamado "cafè".Tan pronto como nos adentramos en el interior del cazadero,se levantò de un sembrado de centeno una bandada de perdices.Pepe disparò el arma a bocajarro sobre las piezas cayendo dos al suelo.La cacerìa se presentaba acorde con el deseo.Era màs fàcil apretar el gatillo que coger higos o moras en el zarzal.

Mi primo tenìa buenas relaciones conmigo,aun cuando la edad nos separaba cinco años.Fuè un gran estudiamte y completò su carrera de mèdico con excelentes calificaciones.Luego se hizo mèdico estomatòlogo.Ejerciò en Carballino durante varios años,sin embargo pese a las buenas relaciones nunca quise meterle la boca en sus manos ni que èl me metiera sus manos en mi boca.No fuì nunca amigo de tales especialistas,que por menos de nada te hacen de la dentadura una carretera llena de baches,o te colocan un puente tan grande como el del Ave sobre el rìo Ulla sobre unos pilares, que por nada alguno puede fallar.Tal es el caso de un puente que recientemente me ha colocado un dentista.Parece se mueve porque aquì alguno de los pilares ha fallallado.Hace algunos dìas me fuì con èl para ver que ocurrìa.Me anestesiò un poco fuerte y cuando regresaba a casa por el carril lento,siguiedo a otro automòvil,me salì detràs de èl por la tangente.Al determe detràs me dice el conducor.¿A donde va usted por este carril?.Vengo del dentista y me he equivocado,creì que era la carretera.El me dice: Si la es; pero la vieja,la de ahora la ha dejado usted de lado.Se trataba de una pareja que se habìan salido por su ruta;pero amables conmigo,porque hay de todo hasta por la carretera,aun cuando te salgas por la tangente.

Pero si lo de mi primo siempre tenìa sus ocurrencias.Un dìa me dijo que habìa acudido a su consulta un adicto al vino.Le preguntò cual era el motivo de la consulta y le respondiò que deseaba implantarse una dentadura nueva,para poder comer mejor.Entonces mi primo le dijo:Mejor te coloco un embudo y ya queda todo resuelto.Cosas de un dentista,que me ha dejado su recuerdo cuando ya descansa en la gloria.