23/7/11

PONTEVEDRA RECUERDO DEL PASADO

FUE POR LOS AÑOS 1940, cuando mi vida tomò un nuevo ritmo.       Habìa llegado la hora de acudir a un colegio para formarme para el futuro.      Mis padres eligieron Pontevedra,la ciudad del Lèrez,donde allì me aguardaba el        Colegio Balmes en la Plaza de Mendez Nùñez,     con su internado en la Plaza de Indalecio Armesto.Antes habìan seguido la misma trayectoria mis hermanos:Manuel y Benito.

Fuè esa ciudad la que ha cargado de recuerdos una parte de mi vida.Desde las peripecias propias de la edad y su època,hasta los mejores recuerdos que aquella edad requerìa.El reloj de la iglesia de la Peregrina,que con aire majestuoso engalana el corazòn de la ciudad.La alameda con sus plàtanos orientales,esparciendo frescura y sombra.El parque de Las Palmeras.(Ahora tiene pajareras,antes no).El paseo de Monteporreiro,a las orillas del rìo Lèrez.Lugar de paseo algunas tardes,segùn lo ordenaban en el internado.Como era norma cada dìa por un itinerario diferente.As Corbaceiras o El Bao(no existìa el trapicheo de estupefaccientes,en este paraje).Asì cada tarde al salir de clase;pero siempre atentos a las manecillas del reloj,para no regresar fuera de la hora al internado(suponìa el castigo,para al dìa siguente quedar sin paseo).La Herrerìa,lugar predilecto y donde los niños,desarrollàbamos nuestros juegos.Uno de los puntos màs emblemàticos de la Ciudad.Con la Plaza de Orense al lado,separada por el paseo del Cholate,como asì se denominaba esa calle que conduce a la zona munumental.Hoy lugar de "marcha"nocturna y lo que se presente,como tambièn lo es la Plaza del Teucro,al lado de la Calle Real,arteria antigua,hoy peatonal,por donde a diario caminan cientos de turistas.Porque Pontevedra es para todos de acà y de allà,donde nadie es forastero.Te admiran y te respetan,aunque como las demàs, cospolita y de diferentes colores y caracteres.Respeto y admiraciòn porque todos tienen cabida, cada uno en su lugar.

Fuè la dècada de los años cuarenta,cuando el tranvìa que unìa Lèrez con Marìn,dejò de rodar por el camino de hierro.Medio de transporte antiguo y señorial.Como el de Lisboa,tambièn antigua y señorial,como dice la canciòn.Pocas veces me subìa a este medio de trasporte.Alguna si,lo suficiente para imprimir el recuerdo,que como los de Pontevedra aunque no lo sea,he vivido una etapa de la historia del Tranvìa de Lerez-Marìn.La empresa que intetò adquirir "Manueliño el emigrante del Amazonas"(Vèase en otra pàgina).Despuès de este medio de transporte que unìa Pontevedra con Marìn,surgieron los "Trolebuses",con motores elèctricos,como los anteriores,de un sistema semejante;pero menos ruidosos,dado que el tren de rodaje era de caucho.Con los nuevos tiempos estes medios de transporte han desaparecido,reemplazados por los vehìculos de combustibles lìquidos,bastante màs contaminantes.Aquellos trolebuses habìan venido de Londres,eran senminuevos y daban una imagen bastante señorial a la ciudad olìvica.A los pocos años fueron sustituidos por autobuses,los que actualmente realizan esta ruta de Pontevedra a Marìn.La esencia de Pontevedra como acogedora hace que cada vez màs gentes se afinquen en ella,hoy con unas calles casi en su mayòrìa peatonales,por lo cual al haberse humanizado,se hace cada vez màs acojedora y señorial,conservando la elegancia que le caracterizò desde muy antiguo,porque posee un conjunto armonizado de actividad,elegancia y simpatìa,en el que todos se hallan a gusto,sin que nadie sea forastero

Ha sido para mi Pontevera,el primer camino de andadura por una ciudad, de entrañables recuerdos gravados con el correr de una infancia,que si no era muy buena por los trances de la vida que corrìan,fueron los suficentes y necesarios para educarme y enseñarme,que un nuevo camino por la vida empezaba a delinearse,pero no para seguir caminando y no volver;porque a Pontevedra hay que retornar y volver caminar por sus calles,antes viejas ahora pavimentadas de nuevo ofreciendo una imagen de vida,para que tanto yo como los que algùn dìa han estado comiencen de nuevo.Jueguen en la Herrerìa y beban agua de la fuente de la Peregrina.Visiten Las Palmeras y su Alameda,reposando unos minutos a la sombra del ramaje de sus plàtanos.O saboreen la amargura de aquellas naranjas caidas del àrbol,en tiempos del hambre y la miseria,junto al Paseo de las Palmeras,cuando aquel apetito,traducido en hambre,hacìa hincar el diente en algo que parecia comestible.(aquellas naranjas caidas).Yo como los demàs,sin embargo Pontevedra siempre serà mi ciudad encantada y ese pilar centenario que todavìa existe sosteniendo el edificio,al final de los soportales de la Herrerìa,seguirà conservando el recuerdo de una niñez,donde llorè por mi casa, y apoyè los hombros sobre la piedra granìtica,depuès de jugar a las "canicas".Porque forman parte de los vivencias en una ciudad que siempre he querido y cada vez màs,porque la infancia se repite de mayor y los recuerdos del pasado te hacen vivir.Porque en Pontevedra siempre tendràs tu encanto,como cuando eras niño.¡Asi es la Ciudad del Lèrez¡ . . .

Si de niño ha sido la ciudad donde he gravado los mejores recuerdos,tambièn lo ha sido para mi juventud donde he pasado alegres tardes de diversiò De joven acudìa a esta ciudad con bastante frecuencia. Dadas las relaciones comerciales del establecimiento de mi padre con varias firmas de la ciudad,me obligaban a acudir allì de compras a las casas proveedoras:La Ferreterìa Varela.Los Almacenes Simeòn.La Ferreterìa Silva y otras .De madrugada lo hacìa en el auto de linea de la Empresa Cachafeiro,con su administraciòn en la Plaza de Barcelos.A la llegda mi desayuno en el cafè Saboy,en la Plaza de la Herrerìa.La comida en el Hotel Madrid o en el restaurante Calixto,de la calle Benito Corbal,antes carretera de Orense,como asì se le conocìa.No faltaba mi asistencia a las fiestas de La Peregrina,con sus bailes en la Herrerìa,donde ya existìa la Cafeteria Carabela y en la Plaza de la Peregria o frente al Ayuntamiento.Eran los lugares de la concentraciòn de la juventud.Y por supuesto la asistencia a alguna de las corridas de toros de las fiestas.Solìamos acudir un amigo llamado Manolo Barros y yo.Por su condiciòn de periodista siempre gozàbamos de preferencia y en alguna corriada,nos brindaron las baderillas de un astado(Yo me acreditaba con una credencial de Corresponsal de Prensa).Nuestro lugar era bajo la presidencia con el consiguiente cojìn sobre el cemento de la grada.Al salir la mariscada en A Porcona (calle Virgen del Camino) o en la Casa Dina,junto a la rìa.El vehìculo era un Fiat-Balilla, color negro con el cartel de:      PRENSA       en el parabrisas.

No faltaron mis asistencias a los partidos d fùtbol en Pasaròn . Recuerdo un partido entre el Atletic de Bilbao y el Celta del Trofeo Luìs Otero Fuimos unos cuatro amigos de Beariz,entre ellos el jefe del puesto de la Guardia Civil,que era un joven salido de la Academia. Viajamos en un RENAUL cuatro cuatro.apretados como las sardinas.En aquellas fechas pocos vehìculos se estacionaban,al lado del vallado de Pasaròn,que en alguna parte era de madera,bastante vieja. Otras veces asistì con algùn amigo.Una serie de recuerdos de esa ciudad que es Pontevedra tanto de la infancia como de la juventud.Ahora de mayor sigue siendo la ciudad que màs suelo visitar,me siento a gusto en cualquier lugar.