EL EMIGRANTE Y LA MALETA DE MADERA
Serìa por los años de l850,cuando en el lugar de Albite naciò un niño,bautizado con el nombre de Benito, integrante de una familia de seis hermanos,de los cuales era el mayor. Alternaba la escuela con el oficio de carpitero, al igual que su padre,si bien sus aspiraciones eran otras.Sabìa que al otro lado del mar estaba la Amèrica,como el leia en los libros de la escuela: “Paises y Mares” . Y allì podrìa hallar la fortuna. Aquel niño precoz y ambicioso, le propuso a su padre, emigrar a Amèrica, cuando apenas habìa cumplido los catorce años. Preparò el equipaje con la maleta de madera que el mismo confecionò. Habìa que estar dispuesto para la primera oportunidad,la que no tardò en producirse,para que pudiera subirse a bordo de un barco,sobre las aguas del océano,como otros muchos lo han hecho.
Un emigrante de Aviòn,de nombre Manuel Gandarela, habìa emigrado a Brasil,hacia varios años y al retornar de nuevo despuès de una estancia en su aldea, conocido de los padres de Benito le brindò la oportuniad de viajar con èl, oferta que el niño lleno de contento aceptò. Habìa llegado la oportunidad de cumplir el sueño. Benito preparaba su equipaje con su maleta de madera,como varias mas que se acercaban a la escalerilla del trasatlàntico, en el puerto de Vgo aunque no con la imagen del padre que dejaba a su hijo en tierra, sino a la inversa, pero quizà con las làgrimas en los ojos que luego se perderìan como otras tantas se derramaron sobre la cubierta de la embarcación. Un amancer le llevarìa, hasta A Ermida a lomos de la mula, medio de transporte de la casa, luego tomar la carrilana de caballos pernoctando en Pedre, para al dìa siguiente llegar a Pontevedra y continuar viaje recalando en Vigo.Habìa que embarcar por la noche,para recibir el bautizo del mar con la luz de las estrellas,sin que al dìa siguiente,asomado desde la cubierta el trasatlàntico Reina del Pacìfico pudiera contemplar el Pico de Albite,por donde pastoreaba el ganado como los demàs niños de la aldea.Las otras làgrimas de un niño emigrante,humedecìan su rostro.
Un emigrante de Aviòn,de nombre Manuel Gandarela, habìa emigrado a Brasil,hacia varios años y al retornar de nuevo despuès de una estancia en su aldea, conocido de los padres de Benito le brindò la oportuniad de viajar con èl, oferta que el niño lleno de contento aceptò. Habìa llegado la oportunidad de cumplir el sueño. Benito preparaba su equipaje con su maleta de madera,como varias mas que se acercaban a la escalerilla del trasatlàntico, en el puerto de Vgo aunque no con la imagen del padre que dejaba a su hijo en tierra, sino a la inversa, pero quizà con las làgrimas en los ojos que luego se perderìan como otras tantas se derramaron sobre la cubierta de la embarcación. Un amancer le llevarìa, hasta A Ermida a lomos de la mula, medio de transporte de la casa, luego tomar la carrilana de caballos pernoctando en Pedre, para al dìa siguiente llegar a Pontevedra y continuar viaje recalando en Vigo.Habìa que embarcar por la noche,para recibir el bautizo del mar con la luz de las estrellas,sin que al dìa siguiente,asomado desde la cubierta el trasatlàntico Reina del Pacìfico pudiera contemplar el Pico de Albite,por donde pastoreaba el ganado como los demàs niños de la aldea.Las otras làgrimas de un niño emigrante,humedecìan su rostro.
Tras unos treinta dìas de periplo, Benito y su acompañante arribaban al puerto de Bahì.Alli le aguardaba una nueva vida, para trabajar como dependiente en un comercio, mientras Manuel Gandarela, seguiria a su destino,zona del Amazonas,donde se dedicaba a la explotaciòn madera y extracción de caucho, conviviendo en una tribu de de nativos,de la cual ha sido proclamado rey, segùn- comentaba un periòdico años atràs que tuve la oportuniad de leer-. Pasarìan seis años y aquel niño emigrante regresaba a su aldea de Albite,con el deseo expreso de cumplir el servicio militar, habìa llegado la fecha de alistamiento y Benito querìa saldar la deuda con la Patria. Su fortuna nadie la conocìa,hasta que contrajo matrimonio con Marìa,una jòven que conocìa de niño,nativa del lugar de Muradàs, lo que serìa el comiezo de un nuevo rumbo en su vida.
A raiz del matrimonio iniciò la construcciòn de una casa en el barrio de Candedo, dentro de la capitalidad de Beariz, donde instalò una tienda que causò el impacto de la època.Sin embargo no se olvidò de seguir desarrollan el oficio de ebanista, istalando al lado del local comercial, el consiguiente taller de carpintería.
Formò una familia de once hijos, de los cuales seis varones, siguieron el oficio de carpinteros. A los cuarenta y cinco años Benito sufrìa el primer tropiezo de su vida,al fallecerle su esposa, sin embargo el afàn de superarse llevò a aquel niño emigrante, a vencer todas las vicisitudes de la vida. Con sus hijos al lado la casa del Brasileiro se habìa convertido en un pequeño emporio comercial.
El taller del Brasileiro lo mismo confeccionaba una maleta de madera para un emigrante como una carreta del paìs o un arado de madera, para arar el campo, sin que faltara el ataud, que incluso hacìa por encargo, a gusto del cliente, como asì lo hizo para el cura de la parroquia de artesanìa a su antojo, tapizado en terciopelo y colchòn de pluma. Benito alternaba su actividad comercial con la de agente de viajes para los emigrantes a América, como representante de una consignataria de Vigo. Sin embargo aunque confeccionaba ataúdes,no gestionaba viajes para el cielo. Publicado en la Prensa.
Josè Janeiro Balboa
A raiz del matrimonio iniciò la construcciòn de una casa en el barrio de Candedo, dentro de la capitalidad de Beariz, donde instalò una tienda que causò el impacto de la època.Sin embargo no se olvidò de seguir desarrollan el oficio de ebanista, istalando al lado del local comercial, el consiguiente taller de carpintería.
Formò una familia de once hijos, de los cuales seis varones, siguieron el oficio de carpinteros. A los cuarenta y cinco años Benito sufrìa el primer tropiezo de su vida,al fallecerle su esposa, sin embargo el afàn de superarse llevò a aquel niño emigrante, a vencer todas las vicisitudes de la vida. Con sus hijos al lado la casa del Brasileiro se habìa convertido en un pequeño emporio comercial.
El taller del Brasileiro lo mismo confeccionaba una maleta de madera para un emigrante como una carreta del paìs o un arado de madera, para arar el campo, sin que faltara el ataud, que incluso hacìa por encargo, a gusto del cliente, como asì lo hizo para el cura de la parroquia de artesanìa a su antojo, tapizado en terciopelo y colchòn de pluma. Benito alternaba su actividad comercial con la de agente de viajes para los emigrantes a América, como representante de una consignataria de Vigo. Sin embargo aunque confeccionaba ataúdes,no gestionaba viajes para el cielo. Publicado en la Prensa.
Josè Janeiro Balboa