EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA.- Este edificio se halla en la Plaza de INDALECIO ARMESTO de Pontevedra.Era el internado del Colegio Balmes.En la segunda puerta del balcòn era mi habitaciòn.Allì pernoctè por primera vez el dia 10 de septiembre de año 1940.Tenìa nueve años.A las dos de la tarde salimos de Beariz,rumbo a Las Antas,para tomar el auto de linea de la empresa Auto Industrial,que cubrìa la ruta de Orense Pontevedra.Un omnibus de motor diesel marca Krup,de los que habìan venido de Alemania,,durante la Guerra Española.Sobre las ocho de la tarde arribamos a Pontevera,para dirigirnos al internado del Colegio.Llamada a la puerta,con el martillo que todavìa hoy coserva.Nos reciben doña Carmen,quien nos manda subir.Abre la puerta doña Gomersa,las dos regentaban el internado,enseñàndonos la habitaciòn,ya se divisaban sobre la mesa los servicios para la cena.Mi hermano me mira intercambiendo las miradas,entre los dos,porque algo nuevo me esperaba.
La primera mañana que me levantè de la cama la morriña empezò a influir,habìa que imprimir a mi vida unos nuevos modales,con estilo diferente a los de mi casa.Ya no se acercaba a mi lecho mi madre,que cada madrugada me llevava el desayuno,dejàndomelo sobre la mesilla,con la leche de la Cuca de la casa,aquella rubia gallega que muchos dìas la llevaba a pastar al monte,juntamente con la negra una astuta de raza cuya generaciòn habìa venido de Holanda.Tiempos de niño por el monte de Piñeiros,o el prado de Barcia . Igual que los demàs niños de mi edad.Era la labor encomendada a la infancia.Traducida en "morriña",en el colegio
Y llegò la hora del desayuno,varios tazones sobre la mesa,tantos como internos,cafè con leche,cuarto bollo de pan unos 25 gramos.Era el resultado de la guerra,que nos habìa dejado tan grato recuerdo:1oo gramos de pan para todo el dìa. Pero la clase me esperaba en el Colegio.
Recuerdo cuando lleguè a la aula ,donde un profesor bastante alto y serio me indicò el pupitre en el que iba a recibir la primera lecciòn de mi nuevo perìplo como estudiante.Primero abriendo el libro llamado Enciclopedia.Contenìa Gramàtica,la contestè al dedillo.porque se me daba bièn lo de estudiar. Primer recreo en la Plaza de Mendez Nùñez,la consiguiente relaciòn con los compañeros,para hacermede con nuevos amigos.
Por la tarde el paseo por la Herrerìa,saboreando la primera merienda:Seis avellanas,¿que merienda para un niño ?.Asì lo requerìan los tiempos que se vivìan,no se pretendìa otra cosa,ya que era lo cotidiano de todos.De vez encuando un bocadillo,si había suerte,porque como el pan escaseba aveces solo se quedaba la sardina que era el relleno.
Mirar hacia la torre de la Peregrina,observando las manecillas del reloj,para no pasarse de la hora,ante un posible castigo.
Sin embargo para mi la ciudad de Pontevedra,entraña una serie de recuerdos,que jamàs olvidarè y cuando viajo allì parece que algo me aguarda,porque la amabilidad de sus gentes es sumamente exquisita.
Conozco muchas personas y alguna de ellas,cuando nos vemos parece que solo me brinda,afecto. Frecuento alguna cafeterìa,como la que està frente al edificio que fuè el internado,se llama Cafeterìa Rùas.Antes el cafè Saboy,emblemàtico y señorial.O la Cafeterìa Carabela al lado de la plaza.En el cafè Saboy,solìa desayunar cuando acudìa a Pontevedra ya siendo mayor.Tenìa fama los desayunos por sus tostadas con mantequilla.En el Hotel Madrid,lugar de alguna de mis estancias,de joven y de mayor con mis hijos en perìdos de playa.
Tambièn suelo pasar por la Plaza de Barcelos,por donde juguè de niño.En el aparcamiento subterraneo estaciono el coche y frecuento alguna cafeterìa y si tengo la oportundad charlo unos minutos con alguien conocido.Es agradable encontrarse con alguien que te brinda la oportunidad de hablar de cosas que se salen de los temas cotidianos,renovando la mente,como cada dìa cuando estudiabas la lecciòn en el Colegio Balmes.¡Tiempos aquellos!.
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